sábado, 10 de septiembre de 2011

La mente existe en un estado de «nunca tener suficiente», por lo que siempre ambiciona más. Cuando te identificas con la mente, te aburres y te inquietas fácilmente. El aburrimiento significa que la mente tiene hambre de nuevos estímulos, de más alimento para el pensamiento...

¿Cuál es el error básico? La identificación con el pensamiento.

El despertar espiritual es el despertar del sueño del pensamiento. 
El reino de la conciencia es mucho más vasto de lo que el pensamiento puede entender. Cuando dejas de creerte todo lo que piensas, sales del pensamiento y ves con claridad que el pensador no es quien tú eres. 

La mente existe en un estado de «nunca tener suficiente», por lo que siempre ambiciona más. Cuando te identificas  con la mente, te aburres y te inquietas fácilmente. El aburrimiento  significa que la mente tiene hambre de nuevos estímulos, de más  alimento  para el pensamiento, y que  su hambre no está siendo satisfecha. 

Cuando estás aburrido, puedes satisfacer «hambre mental» leyendo una revista, haciendo una llamada telefónica, poniendo la tele, navegando en Internet,  yéndote de compras  o —y esto es  bastante común— transfiriendo al cuerpo  la  sensación mental de carencia  y la necesidad de  querer siempre algo más, satisfaciéndolas brevemente ingiriendo más comida. 

O puedes sentirte  aburrido e inquieto, y observar la sensación de estar aburrido e inquieto. A medida  que vayas dándote cuenta de estas sensaciones, empezará a surgir algún espacio y quietud en torno a ellas. Al principio sólo habrá un poco, pero, conforme crezca la sensación  de espacio interno, el aburrimiento empezará a disminuir en  intensidad  y significado. De modo que incluso el aburrimiento te puede enseñar quién eres y quién no eres. Descubres que ser  «una persona aburrida» no es tu identidad esencial. El aburrimiento, simplemente,  es un  movimiento interno de la energía condicionada. Tampoco eres una persona enfadada, triste o temerosa. El aburrimiento, el enfado, la tristeza o el miedo no son «tuyos», no son personales. Son estados de la mente humana. Vienen y van. Nada de lo que viene y va eres tú.  

«Estoy aburrido»; ¿quién sabe esto? 
«Estoy enfadado, triste, atemorizado»; ¿quién lo sabe? 

Tú eres el conocimiento, no el estado conocido.