sábado, 29 de enero de 2011

¿Conoces a ese tipo de persona cuya principal función en la vida parece ser la de ser desgraciada y hacer desgraciados a los demás, la de extender la infelicidad? Perdónales, porque ellos también forman parte del despertar de la humanidad. Representan una intensificación de la pesadilla de la conciencia egótica, del estado de no-rendicíón. En su función no hay nada personal. Ellos no son eso.

ACEPTACIÓN Y RENDICIÓN 



Cuando puedas, echa una «mirada» a  tu interior  para ver  si estás  creando conflicto inconscientemente entre lo interno y lo externo, entre las circunstancias externas del momento —dónde estás, con quién y lo que estás haciendo— y tus pensamientos y sentimientos. ¿Puedes sentir lo doloroso que es oponerse internamente a lo que es? 

Cuando reconoces este hecho, también te das cuenta de que ahora eres libre de renunciar a este conflicto fútil, al estado interno de guerra. 
Si verbalizaras tu realidad del momento, ¿cuántas veces al día tendrías que decirte: «No quiero estar donde estoy»? ¿Cómo te sientes  cuando no quieres  estar donde estás: en el embotellamiento, en tu puesto de trabajo, en la sala de espera del aeropuerto con la gente que te acompaña?

Sin duda es cierto que lo mejor que se puede hacer en ciertos lugares es salir de ellos, y a veces eso es lo más apropiado. No obstante, en muchos casos, no tienes la opción de irte. En esas situaciones, el «no quiero estar aquí», además de inútil, es disfuncional. Te hace infeliz y hace infelices a los demás. 

Ha sido dicho: dondequiera que llegues, allí estás. En otras palabras: estás aquí. Siempre. ¿Es tan duro de aceptar? 

¿Realmente necesitas etiquetar mentalmente cada percepción  sensorial  y cada experiencia? ¿Necesitas  tener esa relación reactiva de gusto o de disgusto 
ante la vida, que te lleva a estar  continuamente en conflicto con personas  y situaciones? ¿O se  trata únicamente  de un hábito mental profundamente arraigado que puedes romper? Sin hacer nada en particular; simplemente, dejando que este momento sea como es.

El «no» habitual y reactivo fortalece el ego. El «sí» lo debilita. Tu identidad en la forma, el ego, no puede sobrevivir a la rendición. 

«Tengo muchas  cosas que hacer.» Sí, pero ¿cuál  es la  calidad de tu hacer? Conducir yendo al trabajo, hablar con  los clientes, trabajar en el  ordenador, hacer recados, atender las innumerables cosas que constituyen tu vida... ¿Hasta qué punto eres total en lo que haces?  ¿Es tu acción una rendición o  una resistencia? Esto es lo que determina el éxito que consigues  en la vida, no la cantidad de esfuerzo que pongas. El esfuerzo implica estrés, tensión, necesidad
de alcanzar cierto punto en el futuro o de conseguir algún resultado. 

¿Puedes llegar a detectar en tu interior la más leve sombra de no querer estar haciendo lo que estás haciendo? Eso es una negación de la vida, y por ello no puedes conseguir un resultado verdaderamente exitoso. 
Si has  sido capaz de detectar esa negación en ti  ¿puedes  también dejarlo y ser total en lo que haces? 

«Hacer una cosa  cada vez»; así es como un maestro Zen definió la esencia 
del Zen. 
Hacer una cosa cada vez significa ser total en lo que haces, prestarle toda tu atención. Eso es acción rendida, acción poderosa. 

Tu aceptación de lo que es te lleva a un nivel más profundo, donde tanto tu estado interno  como tu  sentido del yo  no dependen ya de  que la mente los juzgue «buenos» o «malos». 

Cuando dices «sí» a la vida tal como es, cuando aceptas este momento como es, puedes sentir dentro de ti un espacio profundamente pacífico. 

Superficialmente puedes seguir sintiéndote feliz cuando hace sol y menos feliz 
cuando llueve; puedes sentirte feliz si ganas un millón de euros e infeliz si pierdes todas tus posesiones. Sin embargo, la felicidad  y la infelicidad ya no calan  tan hondo. Son olas en la superficie de tu Ser. La paz de fondo que hay dentro  de ti permanece  inmutable  en cualesquiera que  sean las condiciones externas. 

El «sí a lo que es» revela una dimensión de profundidad en ti que no depende ni de las condiciones externas ni de la condición interna de los pensamientos y emociones en constante fluctuación. 

La rendición se vuelve mucho más fácil cuando te das cuenta de la naturaleza efímera de todas las experiencias, y de que el mundo no puede darte nada de valor duradero. Entonces sigues conociendo gente, sigues teniendo experiencias y participando en actividades, pero sin los deseos y miedos del ego. Es decir, ya no exiges que una situación, persona, lugar o suceso te satisfaga o te haga feliz.  Dejas ser a su naturaleza pasajera e imperfecta. Y el milagro es que, cuando dejas de exigirle lo  imposible,  cada situación, persona, lugar o suceso se vuelve no sólo satisfactorio, sino también más armonioso, más pacífico. 

Cuando aceptas este momento completamente, cuando ya no discutes con lo que  es, el pensamiento compulsivo mengua y es remplazado por una quietud alerta. Eres plenamente consciente, y  sin embargo la mente no pone ninguna etiqueta a este momento. Este estado de no-resistencia interna te abre a la conciencia incondicionada, que es infinitamente mayor que la mente humana.

Entonces esta vasta inteligencia puede expresarse a través de ti y ayudarte, tanto desde dentro como desde fuera. Por eso, cuando abandonas la resistencia
interna, a menudo descubres que las circunstancias cambian para mejor.

¿Estoy diciendo: «Disfruta este momento. Sé feliz»? No. 

Permite que se exprese este momento tal como es. Eso es suficiente. Rendirse  es rendirse a este momento, no a una historia a través de la cual interpretas este momento y después tratas de resignarte a él. 
Por ejemplo, puede que estés tullido y que ya no puedas caminar. Tu estado es lo que es. 

Tal vez tu mente esté creando una historia que diga: «A esto se ha reducido mi vida. He acabado en una silla de ruedas. La vida me ha tratado con dureza, injustamente. No me merezco esto.» 

¿Puedes aceptar que este momento es como es y  no confundirlo con  la historia que la mente ha creado a su alrededor? 

La rendición llega cuando dejas de  preguntar; «¿Por qué me está pasando esto a mí?»

Incluso en las situaciones aparentemente más inaceptables  y dolorosas se esconde un bien mayor, y cada desastre lleva en su seno la semilla de la gracia. 
A lo  largo de la historia, siempre ha habido mujeres y hombres que, cuando tuvieron que hacer frente a grandes  pérdidas,  enfermedades, prisión o muerte
inminente, aceptaron lo aparentemente inaceptable, y así hallaron «la  paz que 
supera toda comprensión». 

La aceptación de lo inaceptable es la mayor fuente de gracia en este mundo. Hay situaciones en las que  todas las respuestas y explicaciones fracasan. La
vida deja de tener sentido. O alguien que está pasando un apuro viene a pedirte
ayuda, y tú no sabes qué decir ni qué hacer. 

Cuando aceptas plenamente que no sabes, renuncias a esforzarte por rencontrar respuestas con la mente pensante y limitada, y es entonces cuando una inteligencia mayor puede  operar a través de ti. En ese instante, hasta el pensamiento puede beneficiarse, porque la inteligencia mayor puede fluir a él e 
inspirarlo. 

A  veces, rendición significa  renunciar  a tratar de comprender  y sentirse cómodo en el desconocimiento.


¿Conoces a ese tipo de persona cuya principal función en la vida parece ser la de ser  desgraciada  y hacer desgraciados a los demás, la  de extender la infelicidad? Perdónales, porque ellos también forman parte del despertar de la 
humanidad. Representan una intensificación de  la pesadilla de la conciencia egótica, del estado de no-rendicíón. En su función no hay nada personal. Ellos no son eso. 

Uno podría decir que rendirse es la transición interna de la resistencia a la aceptación, del «no» al «sí». Cuando te rindes, tu sentido del  yo  pasa de estar identificado  con  una reacción o juicio mental a ser el espacio que  rodea a la reacción o al juicio. Es pasar de  identificarte con la forma —el pensamiento o emoción— a ser y reconocerte como aquello que no tiene forma, la conciencia espaciosa. 

Lo que aceptes completamente te hará sentirte en paz, incluyendo la aceptación de que no puedes aceptar, de que te estás resistiendo. 

Deja la Vida en paz. Déjala ser.

ECKHART TOLLE
(EL SILENCIO HABLA)

martes, 25 de enero de 2011

2012 - UN CICLO TERMINA PARA LA TIERRA (nos transformamos)

tus células inmunológicas, las que te protegen del cáncer y de las infecciones, están literalmente vigilando cada pensamiento tuyo, cada emoción, cada concepto que emites, cada deseo que tienes.


Los ancestros de las diferentes culturas del Planeta sabían que el cuerpo físico no sólo siente, sino que también piensa. Por ejemplo, en las tribus australianas, cuando una persona se hiere o enferma, el clan se reúne a su alrededor junto con el enfermo y le canta pidiéndole perdón a la herida o parte afectada, y ésta entra automáticamente en remisión, lográndose así curaciones milagrosas. 

En el conocimiento ancestral Inka, todo es reciprocidad. Uno enferma cuando se llena de energía pesada o "hucha", por tener actitudes egoístas y no dejar fluir el "sami" o energía ligera. Por ello en las curaciones se pide a la parte del cuerpo que se armonice con la Pachamama (Madre Tierra) y permita que el bloqueo se equilibre concluyendo en la sanación del individuo. 

Lo mismo ocurre en las asombrosas curaciones de los Kahunas o médicos magos hawaianos, estos entran en oración directa con la parte afectada pidiéndole perdón, en un acto de oración donde se involucran ellos, el paciente y todas las vidas durante las cuales ellos se han encontrado e involucrado con esa persona, dándose curaciones que son consideradas milagrosas.

En el caso de los Lakotas en el norte, al cuerpo se le habla para informarle que una medicina va a curarlo, y a la medicina también. Y lógicamente las personas sanan.

Como vemos, tomando algunos casos de medicina ancestral, llegamos a una interesante conclusión: Los ancestros aceptaban a las partes de nuestro cuerpo como un ser completamente inteligente y autónomo del cerebro, eso durante los últimos siglos se tomó como franca superchería o superstición, pero veamos ahora los descubrimientos más recientes de la ciencia al respecto.

La sabiduría del cuerpo es un buen punto de acceso a las dimensiones ocultas de la vida: es totalmente invisible, pero innegable. Los investigadores médicos empezaron a aceptar este hecho a mediados de los años ochenta. 

Anteriormente se consideraba que la capacidad de la inteligencia era exclusiva del cerebro, pero entonces se descubrieron indicios de inteligencia en el sistema inmune y luego en el sistema digestivo.

LA INTELIGENCIA DEL SISTEMA INMUNE
La Dra. Bert descubrió (y luego lo confirmaron otros científicos), que existen tipos receptores inteligentes no sólo en las células cerebrales, sino en las células de todas las partes del cuerpo (les llamaron en un principio neuropéptidos). Cuando comenzaron a observar las células del sistema inmunológico, por ejemplo, las que protegen contra el cáncer, las infecciones, etc., encontraron receptores del mismo tipo que en el cerebro. En otras palabras, tus células inmunológicas, las que te protegen del cáncer y de las infecciones, están literalmente vigilando cada pensamiento tuyo, cada emoción, cada concepto que emites, cada deseo que tienes. 

Cada pequeña célula T y B del sistema inmunológico, produce las mismas sustancias químicas que produce el cerebro cuando piensa. Esto, lo hace todo muy interesante, porque ahora podemos decir que las células inmunológicas son pensantes. No son tan elaboradas, como lo es la célula cerebral que puede hacerlo en inglés o en castellano; pero sí piensa, siente, se emociona y desea, se alegra, se entristece, etc. 

Y ello es la causa de enfermedades, de stress, cáncer, etc. cuando uno se deprime entran en huelga y dejan pasar los virus que se instalan en tu cuerpo.

LA INTELIGENCIA DEL SISTEMA DIGESTIVO
Hace diez años parecía absurdo hablar de inteligencia en los intestinos. Se sabía que el revestimiento del tracto digestivo posee miles de terminaciones nerviosas, pero se les consideraba simples extensiones del sistema nervioso, un medio para mantener la insulsa tarea de extraer sustancias nutritivas del alimento. Hoy sabemos que, después de todo, los intestinos no son tan insulsos. Estas células nerviosas que se extienden por el tracto digestivo forman un fino sistema que reacciona a sucesos externos: un comentario perturbador en el trabajo, un peligro inminente, la muerte de un familiar. 

Las reacciones del estómago son tan confiables como los pensamientos del cerebro, e igualmente complicadas.

LA INTELIGENCIA DEL HÍGADO
Las células del colon, hígado y estómago también piensan, sólo que no con el lenguaje verbal del cerebro. Lo que llamamos "reacción visceral" es apenas un indicio de la compleja inteligencia de estos miles de millones de células.

En una revolución médica radical, los científicos han accedido a una dimensión oculta que nadie sospechaba: las células nos han superado en inteligencia durante millones de años.

LA INTELIGENCIA DEL CORAZÓN
Muchos creen que la conciencia se origina únicamente en el cerebro. Recientes investigaciones científicas sugieren de hecho que la conciencia emerge del cerebro y del cuerpo actuando juntos (esto es conocido como Unidad Mente-Cerebro). Una creciente evidencia sugiere que el corazón juega un papel particularmente significante en este proceso. Mucho más que una simple bomba, como alguna vez se creyó, el corazón es reconocido actualmente por los científicos como un sistema altamente complejo, con su propio y funcional "cerebro". 

O sea, el corazón tiene un cerebro o una inteligencia. Según nuevas investigaciones en el campo de la Neurocardiología, el corazón es un órgano sensorial y un sofisticado centro para recibir y procesar información. El sistema nervioso dentro del corazón (o el "cerebro del corazón") lo habilita para aprender, recordar, y para realizar decisiones funcionales independientemente de la corteza cerebral. Aparte de la extensa red de comunicación nerviosa que conecta al corazón con el cerebro y con el resto del cuerpo, el corazón transmite información al cerebro y al cuerpo interactuando a través de un campo eléctrico.

El corazón genera el más poderoso y más extenso campo eléctrico del cuerpo. 

Comparado con el producido por el cerebro, el componente eléctrico del campo del corazón es algo así como 60 veces más grande en amplitud, y penetra a cada célula del cuerpo. El componente magnético es aproximadamente 5000 veces más fuerte que el campo magnético del cerebro y puede ser detectado a varios metros de distancia del cuerpo con magnetómetros sensibles.

RECOMENDACIONES:
Las investigaciones del Instituto Heart Math sugieren que respirando con Actitud, es una herramienta que le ayuda a sincronizar su corazón, mente y cuerpo para darle una coherencia psicofisiológica más poderosa. Al usar esta técnica regularmente unas cinco veces al día el individuo desarrollará la habilidad para realizar un cambio de actitud durable. 

Con Respirando con Actitud, la persona se enfoca en su corazón y en el plexo solar mientras respira con una actitud positiva. El corazón automáticamente armonizará la energía entre el corazón, mente y cuerpo, incrementando la conciencia y la claridad.



LA TÉCNICA DE RESPIRAR CON ACTITUD.


1. Enfóquese en su corazón mientras inhala. Mientras exhala enfóquese en el plexo solar. El plexo solar se encuentra unos 20 centímetros debajo del corazón, justo debajo del esternón donde los lados derecho e izquierdo de la caja torácica se juntan.

2. Practique inhalar a través del corazón y exhalar a través de la caja torácica durante 30 segundos o más para ayudar a anclar su atención y su energía ahí. 

Después escoja alguna actitud o pensamiento positivo para inhalar o exhalar durante esos 30 segundos o más. Por ejemplo, usted puede inhalar una actitud de aprecio y exhalar una de atención.

3. Seleccione actitudes para respirar, que le ayuden a compensar las emociones negativas y de desequilibrio de las situaciones por las que usted esta atravesando. Respire profundamente con la intención de dirigirse hacia el sentimiento de esa actitud. Por ejemplo, usted puede inhalar una actitud de balance y exhalar una actitud de misericordia, o puede inhalar una actitud de amor y exhalar una actitud de compasión.

Practique diferentes combinaciones de actitudes que usted quiera desarrollar. 

Puede decir en voz alta Respiro Sinceridad, Respiro Coraje, Respiro Tranquilidad, Respiro Gratitud o cualquier actitud o sentimiento que usted quiera o necesite. Incluso si usted no siente el cambio de actitud al principio, haciendo un esfuerzo genuino para cambiar, al menos le ayudará a alcanzar un estado neutral. En el cual, usted tendrá más objetividad y ahorrará energía 

sábado, 22 de enero de 2011

Los juicios son lo opuesto al amor. De los juicios procede todo el dolor del mundo, y del amor, la paz de Dios.

El perdón ve sólo impecabilidad, y no juzga. Ésta es la manera de llegar a Ti. Los juicios me vendan los ojos y me ciegan. El amor, que aquí se refleja en forma de perdón, me recuerda, por otra parte, que Tú me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz. Soy redimido cuando elijo seguir ese camino, Tú no me has dejado desamparado. Dentro de mi yace Tu recuerdo, así como Uno que me conduce hasta él. Padre, hoy quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. Pues quiero amar mi propia Identidad y encontrar en Ella el recuerdo de Ti.


PIDE SER FELIZ NO IMPORTA LO QUE PASE O VIVAS. ¡AHÍ ESTÁ EL SECRETO!


HARTO DE QUE AQUELLA MUJER LE PIDIERA DIARIAMENTE COSAS, DIOS LE CONCEDIÓ TRES DECEOS. PODÍA ELEGIR LO QUE QUISIERA....
LA MUJER ELIGIÓ EL PRIMERO, Y NO HIZO MÁS QUE EMPEORAR SU VIDA, ASÍ QUE EL SEGUNDO DESEO FUE QUE LAS COSAS VOLVIERAN AL ESTADO ANTERIOR.
POR MIEDO A VOLVER A EQUIVOCARSE, LA MUJER NO USÓ EL TERCER DESEO, Y LO CONSULTO CON AMIGOS Y FAMILIARES DURANTE AÑOS, QUIENES LE ACONSEJABAN, DINERO, ETERNIDAD, JUVENTUD ETERNA, SALUD, INMORATALIDAD, ENTRE OTRAS COSAS.


NO CONFORME CON ESTO LA MUJER SIGUIÓ PENSANDO HASTA QUE DIOS LE PREGUNTÓ:
-HAN PASADO VARIOS AÑOS ¿CUAL ES TU TERCER DESEO HIJA MIA?
-SEÑOR, CON TODO RESPECTO...ES QUE NO SÉ QUE PEDIRTE... ¿PODRÍA EL SEÑOR DECIRME QUE PEDIR?
DIOS SE RIÓ CUANDO ESCUCHÓ ESTO, Y DIJO:
- ESTA BIEN, TE DIGO LO QUE PODRÍAS ELEGIR. PIDE SER FELIZ NO IMPORTA LO QUE PASE O VIVAS. ¡AHÍ ESTÁ EL SECRETO!


jueves, 20 de enero de 2011

Los hábitos mentales favoritos del ego, los que le fortalecen, son la queja y la reactividad. Buena parte de la actividad emocional-mental de muchas personas consiste en quejarse o reaccionar contra esto o lo otro. Ello hace que los demás, o la situación, estén «equivocados», mientras que tú «tienes razón». Teniendo razón te sientes superior, y sintiéndote superior fortaleces tu sentido del yo. En realidad sólo estás fortaleciendo la ilusión del ego.



EL YO SEPARADO 

La mente  busca  alimento incesantemente, y no  sólo para el pensamiento; está buscando alimento para su identidad, para su sentido del yo. Así es como el ego (el yo separado) viene a la existencia y se recrea continuamente a sí mismo. 
Cuando piensas o hablas sobre ti, cuando dices «yo», sueles referirte a «yo y mi historia». Éste es el «yo» de lo que  te gusta y de lo que  te disgusta, de tus miedos y  deseos, el «yo» que nunca está  satisfecho por mucho tiempo. Es un sentido de quien eres creado  por la mente, condicionado por el pasado y que trata de encontrar su realización en el futuro. 

¿Puedes ver que este «yo» es pasajero, que una formación temporal, como una onda que recorre la superficie del agua? 
¿Quién ve que esto es así? ¿Quién es  consciente de que tus  formas física y psicológica son pasajeras? Yo soy. Este es el «yo» profundo que no tiene nada que ver con el pasado y el futuro. 
¿Qué quedará de todos los temores y deseos» asociados con tu problemática situación existencial que consumen cada día la mayor parte de tu atención? Un 
guión de varios centímetros de largo en la fecha de tu nacimiento y la fecha de tu muerte inscritas en tu lápida. 
Para el ego, éste es un pensamiento deprimente. Para ti es liberador.

Cuando cada pensamiento  absorbe tu  atención completamente significa que te identificas con la  voz que suena en tu cabeza. Entonces los pensamientos quedan  investidos de un  sentido de yo. Esto es el ego, el «yo»  creado por la mente. Este yo fabricado por la mente se siente incompleto y precario. Por eso el temor y el deseo son sus emociones predominantes y sus fuerzas motivadoras. 

Cuando reconoces que hay una voz en  tu cabeza que pretende ser tú y que nunca deja de hablar, estás  saliendo de la identificación inconsciente con la corriente de pensamientos. Cuando notas esa voz, te das cuenta de que tú no eres la voz —el pensador— , sino quien es consciente de ella. 

La libertad estriba en conocerte a ti mismo como la conciencia que está detrás de la voz. El ego siempre está buscando. Busca añadirse algo más de esto o de lo otro para completarse. Esto explica su preocupación compulsiva por el futuro. Cuando te des cuenta de que estás viviendo «para el momento siguiente», ya has salido del patrón mental del ego, con lo que surge la posibilidad de elegir prestar toda tu atención a este momento. 

Prestando toda tu  atención  a este momento, una inteligencia mucho mayor que la inteligencia de la mente egótica entra en tu vida. 

Cuando vives a través del ego, siempre  reduces el momento presente a un medio para un fin. Vives para el futuro, y cuando consigues tus objetivos, no te satisfacen, o al menos no por mucho tiempo.




Cuando prestas más atención  a lo que  haces que al resultado futuro  que quieres conseguir con ello rompes el viejo condicionamiento del ego. Entonces tu hacer no sólo es mucho más eficaz, sino infinitamente más alegre y satisfactorio. 

Casi cada ego contiene algún elemento de lo que podríamos llamar «identidad
de víctima». La imagen de víctimas que algunas personas tienen de sí mismas es tan fuerte que se convierte en el núcleo central de su ego. El resentimiento y los agravios forman parte esencial de su sentido del yo. Aunque tus agravios estén completamente «justificados», te has construido una identidad de  víctima que se parece mucho  a una prisión cuyos barrotes están hechos de formas mentales. Mira lo que te estás haciendo a ti mismo o, más bien, lo que te está haciendo tu mente. Siente tu apego emocional por tu historia de víctima y date cuenta de  la tendencia compulsiva a pensar o hablar de ella. Mantente presente como testigo de tu estado interno. No tienes que hacer nada. Con la conciencia vienen la transformación y la libertad. 

Los hábitos mentales favoritos del ego, los que le fortalecen, son la queja y la reactividad. Buena parte de la actividad emocional-mental de muchas personas consiste en quejarse o reaccionar contra esto o lo otro. Ello hace que los demás, o la situación, estén «equivocados», mientras que tú «tienes razón».  Teniendo razón te sientes superior, y sintiéndote superior fortaleces tu sentido del yo. En realidad sólo estás fortaleciendo la ilusión del ego. 

¿Puedes  observar  estos hábitos dentro de ti  mismo y reconocer tu quejumbrosa voz interior por lo que es? 

El sentido del yo característico del ego necesita el conflicto porque su identidad  separada  se fortalece al luchar contra  esto o lo otro, y al demostrar que esto soy «yo» y eso no soy «yo». 
Es frecuente que tribus, naciones y religiones consigan fortalecer su sentido de identidad colectiva teniendo enemigos. ¿Quién sería  el «creyente» sin el «infiel»? 
En tus tratos  con otras  personas, ¿puedes detectar ligeros sentimientos de superioridad o inferioridad hacia ellas? Lo que estás viendo es el ego, que vive de la comparación. 

La envidia es un derivado del ego, que se siente disminuido cuando  a otra persona le pasa algo bueno,  o cuando alguien  tiene más,  sabe más  o puede hacer más que  tú. La identidad del ego  depende de la comparación y  siempre quiere  más. Se agarra a cualquier cosa. Si todo lo demás fracasa,  puedes fortalecer tu ficticio sentido del yo sintiéndote más maltratado por la vida o más enfermo que otras personas. 

¿Cuáles son las historias, las ficciones de las que derivas tu sentido del yo? La necesidad de oponerse, de  resistirse  y de excluir está incorporada a la estructura misma del ego, ya que esto le permite mantener el sentido de separación del que depende su supervivencia. De modo que «yo» voy contra el «otro», «nosotros» contra «ellos». 

El ego necesita estar en conflicto con  alguien o  algo. Eso  explica por qué buscas la paz, la alegría y el amor, pero no puedes tolerarlos por mucho tiempo.

Dices que quieres la felicidad, pero eres adicto a tu infelicidad. En último término, la infelicidad no surge de las circunstancias de tu vida, sino del condicionamiento de tu mente. 

¿Albergas  sentimientos de  culpa respecto a algo  que hiciste —o dejaste de hacer— en el pasado? 

Lo cierto es que actuaste de  acuerdo a tu nivel de conciencia, o más bien de inconsciencia, de aquel tiempo. Si hubieras estado más alerta, si hubieras sido más consciente, habrías actuado de otra manera. 

La culpa es otro intento del ego de crear una identidad, un sentido del yo. Al ego no le importa que el sentido del yo sea positivo o negativo. Lo que hiciste o dejaste de hacer fue una manifestación de inconsciencia, de la  inconsciencia humana. El ego, no obstante, lo personaliza y dice: «Yo hice aquello», y así te creas una imagen mental de ti mismo como persona «mala». 
A lo largo de la historia, los seres humanos han cometido incontables actos de agresión, crueldad y violencia hacia sus  semejantes, y  continúan realizándolos. 

¿Son todos ellos condenables? ¿Son todos culpables? ¿O  dichos actos son expresiones de la  inconsciencia, de una etapa evolutiva que ahora estamos dejando atrás? 

Las palabras de Jesús: «Perdónales porque no saben lo que hacen», también son aplicables a ti. 

Sí con el fín de liberarte te marcas  metas egóticas que te  potencian  o te hacen sentirte importante, aunque las consigas, no te sentirás satisfecho.

árcate  metas, pero sabiendo que alcanzarlas no tienen la  menor importancia. Cuando algo surge de la presencia, significa que este instante no es un medio para un fin: la acción es satisfactoria por sí misma en cada momento.

Ya no reduces el Ahora a un medio para un fin, que es lo que hace la conciencia
delego. 

«Cuando  el yo desaparece, desaparecen los problemas», dijo el  maestro budista cuando le pidieron que explicara el significado profundo del budismo. 

ECKHART TOLLE
(EL SILENCIO HABLA)


OBSOLENCIA PROGRAMADA????