sábado, 1 de octubre de 2011

La condición humana: PERDIDOS EN EL PENSAMIENTO. La mayoría de la gente se pasa la vida aprisionada en los confines de sus propios pensamientos...El aburrimiento, simplemente, es un movimiento interno de la energía condicionada. Tampoco eres una persona enfadada, triste o temerosa. El aburrimiento, el enfado, la tristeza o el miedo no son «tuyos», no son personales. Son estados de la mente humana. Vienen y van. Nada de lo que viene y va eres tú.


La condición humana: perdidos en el pensamiento. 
La mayoría de la gente se  pasa la vida  aprisionada en los confines de sus propios pensamientos. Nunca van más allá de un sentido de identidad estrecho y personalizado, fabricado por la mente y condicionado por el pasado. 

En tí, como en cada ser humano, hay una dimensión de conciencia mucho más profunda que el pensamiento. Es la esencia misma de tu ser. Podemos llamarla presencia, alerta, conciencia incondicionada. En las antiguas  enseñanzas, es el Cristo interno, o tu naturaleza de Buda. 


Hallar esa dimensión te libera, y libera al mundo del sufrimiento que te causas a tí mismo y a los demás cuando sólo conoces el «pequeño yo» fabricado por la mente, que es quien dirige tu  vida. El amor, la alegría, la expansión  creativa y una paz interna duradera  sólo pueden entrar  en tu vida a través de esa dimensión de conciencia incondicionada. 

Si puedes reconocer, aunque  sea de vez en cuando, que los pensamientos que pasan por tu mente son simples pensamientos, sí puedes ser testigo de tus hábitos mentales y  emocionales reactivos cuando se producen, entonces esa dimensión ya está emergiendo en tí  como la conciencia  en la  que  ocurren los pensamientos y emociones: el  espacio interno intemporal donde se despliegan los contenidos de tu vida. 


La corriente de pensamientos tiene una enorme inercia que puede arrastrarte fácilmente. Cada pensamiento pretende tener una gran importancia. Quiere captar toda tu atención. 

He aquí  un ejercicio espiritual que puedes  practicar: no te tomes tus pensamientos demasiado en serio. 



Qué fácilmente se queda atrapada la gente en sus prisiones conceptuales. La mente  humana, en su deseo de  conocer, entender y controlar,  confunde sus opiniones y puntos de vista con la verdad. Dice: así son las cosas. Tienes que ser más amplio  que el pensamiento para darte  cuenta de  que tu manera de interpretar «tu vida», o la vida o conducta de otra persona,  cualquier  manera que tengas de juzgar una situación, no es más que un punto de vista, una de las muchas perspectivas posibles. No es más que una cadena de pensamientos. Pero la realidad es una totalidad unificada donde todas las cosas están entrelazadas, donde nada existe en y por  sí mismo. El pensamiento fragmenta la  realidad, la corta en pedazos y en fragmentos conceptuales. 

La mente  pensante  es una herramienta  útil  y poderosa, pero también muy limitante cuando se adueña completamente de tu vida, cuando no te das cuenta de que sólo es un pequeño aspecto de la condénela que eres. 

La sabiduría no es un producto del pensamiento. El conocer profundo, que es la sabiduría, surge en el simple acto de prestar toda tu atención a alguien o algo. 

La atención es la inteligencia primordial, la conciencia misma. Disuelve las barreras creadas por el pensamiento  conceptual, lo que nos permite reconocer que nada  existe en y por sí  mismo. Une el  perceptor  con lo percibido en un campo de conciencia unificado. La sabiduría cura la separación.

Cuando estás inmerso en el pensamiento compulsivo, estás evitando lo que es. No quieres estar donde estás. Aquí, Ahora. 

Los dogmas —religiosos, políticos, científicos— surgen de la creencia errónea de que el  pensamiento puede  contener y encerrar la realidad o la verdad. Los dogmas son prisiones conceptuales colectivas. Y lo extraño es que la gente ama la celda de su prisión porque le da sensación de  seguridad, una falsa  sensación
de «yo sé». 

Nada ha causado más sufrimiento a la humanidad que sus dogmas. Es cierto que cada  dogma  se viene abajo antes  o después, porque  su falsedad acaba siendo revelada por  la realidad; sin embargo, a menos que  el error básico sea visto tal como es, el dogma será reemplazado por otros. 



¿Cuál es el error básico? La identificación con el pensamiento.

El despertar espiritual es el despertar del sueño del pensamiento. 
El reino de la conciencia es mucho más vasto de lo que el pensamiento puede entender. Cuando dejas de creerte todo lo que piensas, sales del pensamiento y ves con claridad que el pensador no es quien tú eres. 

La mente existe en un estado de «nunca tener suficiente», por lo que siempre ambiciona más. Cuando te identificas  con la mente, te aburres y te inquietas fácilmente. El aburrimiento  significa que la mente tiene hambre de nuevos estímulos, de más  alimento  para el pensamiento, y que  su hambre no está siendo satisfecha. 


Cuando estás aburrido, puedes satisfacer «hambre mental» leyendo una revista, haciendo una llamada telefónica, poniendo la tele, navegando en Internet,  yéndote de compras  o —y esto es  bastante común— transfiriendo al cuerpo  la  sensación mental de carencia  y la necesidad de  querer siempre algo
más, satisfaciéndolas brevemente ingiriendo más comida. 

O puedes sentirte  aburrido e inquieto, y observar la sensación de estar aburrido e inquieto. A medida  que vayas dándote cuenta de estas sensaciones, empezará a surgir algún espacio y quietud en torno a ellas. Al principio sólo habrá un poco, pero, conforme crezca la sensación  de espacio interno, el aburrimiento empezará a disminuir en  intensidad  y significado. De modo que 
incluso el aburrimiento te puede enseñar quién eres y quién no eres. Descubres que ser  «una persona aburrida» no es tu identidad esencial. El aburrimiento, simplemente,  es un  movimiento interno de la energía condicionada. Tampoco eres una persona enfadada, triste o temerosa. El aburrimiento, el enfado, la tristeza o el miedo no son «tuyos», no son personales. Son estados de la mente humana. Vienen y van. Nada de lo que viene y va eres tú.  


«Estoy aburrido»; ¿quién sabe esto? 
«Estoy enfadado, triste, atemorizado»; ¿quién lo sabe? 

Tú eres el conocimiento, no el estado conocido.

Los prejuicios de todo tipo implican que te sientes identificado con la mente pensante. Significa que ya no ves al otro ser humano, sino únicamente tu propio concepto de ese ser humano. Reducir la riqueza de vida de otro ser humano a un concepto es en sí mismo, una forma de violencia. 

...El paso siguiente  en la evolución humana es trascender el pensamiento. 
Actualmente es nuestra tarea más urgente. Esto no implica dejar de pensar, sino dejar de identificarse completamente  con el pensamiento, dejar de estar poseídos por el pensamiento. 
Siente la energía de tu  cuerpo interno. El ruido mental se serena  y cesa inmediatamente. Siéntela en tus manos, en tus  pies, en tu abdomen, en tu pecho. Siente la vida que eres, la vida que anima el cuerpo. 
Entonces el cuerpo  se convierte en una puerta, por así decirlo, hacía una sensación  de vida  más profunda que subyace a las fluctuantes emociones y al pensamiento. 

...Siéntete cómodo en el estado de «no saber». Este estado te lleva más allá de la mente, porque la mente siempre está intentando concluir e interpretar. Tiene miedo de no saber. Por eso, cuando puedes sentirte cómodo en el no saber, ya has ido  más allá  de la mente. De ese estado surge un conocimiento más profundo que es no-conceptual.

Creación artística, deporte, danza,  enseñanza, terapia; la  maestría  encualquier disciplina implica que la mente pensante o bien ya no participa, o se ha quedado en un discreto segundo plano. Un poder y una inteligencia mayores quetú, aunque en esencia son uno contigo, toman el mando. Ya no hay proceso de toma de decisiones;  la acción justa surge espontáneamente, y «tú» no la estás haciendo. La maestría de la vida es lo opuesto del control. Te alineas con la conciencia mayor. Ella actúa, habla y hace los trabajos...