miércoles, 17 de agosto de 2011

Sin ti nada hubiera sido lo mismo...

En una esquina, de esas esquinas de la vida que todos conocemos, se encontraron de frente. Se miraron. Se recorrieron mutuamente. Se sintieron. Por unos instantes ninguno supo que decir. Nunca habían tenido la posibilidad de verse, al menos de esa manera. Él quería aparentar suficiencia, y alguna superioridad. ELLA sólo brillaba. Brillaba en una Luz de paz, que no era de esa paz que se solía sentir por esas esquinas. Enseguida, Él sacó a relucir los métodos hipnóticos y somníferos que mejor maneja. Así acudió al pasado, a la nostalgia, a lo que podría haber sido, a lo que fue y ya no es; para reforzar, sacó al futuro, y así puso en escena a la intranquilidad del mañana, a la ansiedad, a los problemas, y al juicio. Resaltó con vehemencia los "deberías" y "tendrías". Sacó a la resistencia a lo que es, e insistió en la competencia y en no permitirse. Y como creía que no alcanazaría sacó la  idealidad de cómo deberían ser las cosas; remarco el esfuerzo, al bien y al mal, y se ocupó claramente de hacer hincapié en el valor de la individualidad y en la idea de fragmentación. Sostuvo con vehemencia que la vida real estaba en el afuera,  destacó la fama y la belleza como modelos a seguir, y se refirió al éxito, y al fracaso, y sin vacilar sostuvo que la felicidad era un bien para alcanzar. Habló del tiempo que tenían y de la necesidad de pensar todo, y de de los beneficios del parloteo mental, de la queja y del chisme. De la importancia de ser lo que los demás esperan de uno. De los beneficios del hacer constante y del tener, como modos de fines en sí mismos. De lo creativo de hacer algo solo pensando en el resultado. Del valor de la depresión. Pero ELLA brillaba sin inmutarse, y su Paz sólo quería amar ese encuentro; agradecida lo miraba y sólo quería abrazarlo. Cada vez que lo miraba, Él se desconcertaba, porque esa Luz le iba haciendo perder sus fuerzas, y entonces decidió apartarle la vista, aunque ninguno tenía ojos físicos. Y en un último intento sacó lo que creía eran sus armas más letales para dominar y manipular: el miedo y la razón. Presentó el miedo en una gama tan amplia de disfraces, que a Ella hasta le pareció divertido. Y utilizó su lógica y razón con tanta pasión, que por un instante Ella pensó que quizás Él realmente creía que podía controlar algo, o crear algo. 
Luego, muy irritado, le gritó: 
- Tu sin mi no serías nadie, ni nada!



Y pese a los esfuerzos de Él, en esa esquina se escuchó un profundo silencio. Una quietud intolerable. Intolerable para Él. Como intolerable le era el Amor radiante que ella le mandaba. Y aunque quería destruir ese silencio, y hacer algo, y se esforzaba para que no se lo descubriera, y para que no existiera ese presente,.... ya no pudo y le dijo, bajando la cabeza:
- Alma... perdóname. Durante siglos intenté anular el Ser que eres. Pero no soporto más el esfuerzo que estoy haciendo ya. Me rindo a tu Amor Divino, y ya no quiero seguir con esto.
Y luego de un momento, el Alma, sin decir nada, le dijo: 
-Amado Ego, tu eres parte del Amor Divino también. Y tus esfuerzos han sido necesarios para mi evolución, para ver el camino de regreso a casa. Sin ti, no hubiera podido darme cuenta quien era y para que estaba. Soy parte de un Gran Espíritu, soy Todo, y Todos. Y efectivamente, soy nada, de lo que tu refieres como algo. Y tu me has mostrado el contraste para que comenzara a despertar. No quisiera que renuncies, sólo has sido mi gran maestro. 
Y luego agregó:
-Lamento decirte que en este viaje que sigo tú te quedas; la vida sigue aún después de lo que me hacías creer que era la muerte; lo que llamas muerte no es el final.
- Pero... porqué me quedo?
-Es que... amado Ego, yo soy eterna y tu perteneces sólo a este nivel de conciencia. 
Finalmente agregó:
-Quiero que sepas que pese a todo lo que me hiciste creer, te amo y te estoy profundamente agradecida por tu obra. Sin ti nada hubiera sido lo mismo... quizás en alguna otra encarnación, estaremos juntos otra vez, aunque es probable que no te recuerde.

Donca