miércoles, 15 de junio de 2011

Estoy en todas las cosas. Estoy dentro de la quietud de tu alma. Puedes encontrarme todo el tiempo, porque Yo es­toy aquí, más íntimo que la respiración, más cerca que tus manos y tus pies. Sé siempre consciente de Mí y de Mi presencia.



Eres como un pedazo de papel secante. Estás absor­biendo la Verdad todo el tiempo. Se está volviendo una parte de ti. Estás comenzando a vivir y a tener tu ser en la Verdad. YO SOY EL QUE SOY. YO SOY dentro de ti. YO SOY en todas partes. YO SOY el bien. YO SOY el Amor. Por lo tanto, todo es bueno, todo es amor, todo es perfección. No hay imperfección por ningún lado a tu alrededor. Deja que todo esto penetre profunda­mente en ti. Respíralo, conócelo, vívelo. Esto es algo que hay que aprender para vivir, para ponerte en movimiento en la vida diaria. Tu parte su­perior conoce estas verdades y es esa parte superior la que tiene que vivir más y más. Puedes decir enton­ces que tu vida está en Mí, que funcionas desde lo que YO SOY, desde Mí. Tú estás hecho a mi imagen y semejanza. Eres per­fecto, así como Yo soy perfecto. Tú has creado toda imperfección, por tu mente inferior. No le des vida. Déjala morir. Hazte cada vez más consciente de esta perfección por doquier. Borra de tu pensamiento todo lo que no sea perfecto. Mantén este ideal. Sentirás un nuevo amor por tus semejantes. Verás el mundo como Yo lo hice: Perfecto. Despliégate hasta que tu conciencia, tu discerni­miento, contemple solamente lo perfecto. Debes ha­cerlo hasta que así sea.

Esto es todo lo que tienes que hacer, sin estrés ni re­sistencia. Serénate y conóceme, conoce al Señor tu Dios.  Yo estoy allí. Tú solamente puedes encontrarme cuando aquietas todo tu ser y encuentras esa paz que sobrepasa el conocimiento. Cuando tu vida está en desorden y el espejo de tu alma está áspero, fra­casas en ver lo que se refleja con pureza en tu inte­rior. Cuando te serenes, mira dentro de ti. El alma es como un estanque tranquilo y claro y lo que se refle­ja dentro de ese estanque es perfecto. Ahora, en esa serenidad perfecta, encuéntrame y conóceme. Abre tu corazón. Acepta todos Mis dones buenos y perfectos. Da gracias por ellos. Sólo un corazón cerrado es incapaz de recibir. Abre las puertas de par en par y todo es tuyo. Alegría, alegría, alegría; conoce Mi alegría. Siente que surge de tu interior hasta que estalle públicamente como el canto de la alondra que se remonta en genuino gozo y deleite y gratitud. Tu vida está en Mí y todo está muy bien. Cuando estés haciendo algo con Mi autoridad, nunca mires atrás. Hazlo gozosamente; hazlo en la li­bertad de Mi Espíritu. Mantén estas visiones ante ti. Ve Mis maravillas y Mis milagros manifestarse y glorifícame. Contempla solamente Mi Espíritu ante ti; siente so­lamente Mi Espíritu dentro de ti. Haz Mi voluntad y camina en Mis pasos. Deja que la luz de Mi presencia brille y te colme con Mi verdad. No permitas que tu corazón se angustie. Yo estoy siempre contigo. 

El lienzo está limpio. Comienza la pintura y sabe que será perfecta. Yo soy el Artista. Ven en a Mí cada día, como una copa vacía lista pa­ra llenarse. Cada día es nuevo. Arroja de ti esos pequeños enojos e irritaciones, todo lo que podría estropear la perfección de hoy. Aprende a hacer esto cada díaCuanto más consciente estás de Mí en tu vida dia­ria, más alto te elevarás en aquellos nuevos reinos. Vendrán maravillosos progresos. Luego deberá haber un tiempo de consolidación antes de que surja el nuevo logro. Acepta esto como parte del proceso y nunca te de­salientes. No puedes permanecer en la cima de la montaña todo el tiempo. El contraste es bueno para ti. Nunca retrocedas, sino siempre da un pasito adelante. Este es un tiempo de regocijo. Aguarda lo mejor y manifiéstalo. Descúbreme en todas las cosas, en to­dos los seres. Deja que tu conciencia de Mí sea agu­da, que tu amor por Mí crezca día a día. Te digo que están pasando cosas tremendas en estos días. Nada es estático. Haz todo Conmigo. 


Aprende a colocarme en todo. No importa lo que estés haciendo, sé consciente de Mi presencia. Cuando estés consciente, desearás rea­lizar todo para Mi honor y Mi gloria. Cuando te encuentras haciendo algo a medias o con falta de entusiasmo, puedes estar seguro de que lo estás llevando a cabo sin ser consciente de Mí. Si estás arrodillado rasqueteando un piso, lo pue­des hacer Conmigo. Si tienes enjabonados los codos, lo puedes hacer Conmigo. Pero si tú estás consciente de Mí o no, depende de ti. Sé por siempre consciente de Mí. Muchos seres rehusan aceptar esta intimidad Con­migo y me ven muy distante. Buscad y encontraréis. 

Serena todo tu ser. Siéntate y SE. Escucha a los pájaros cantar Mis alabanzas, elevan­do sus corazones con puro gozo y deleite. En sus can­ciones de alabanza siénteme y conóceme. Yo estoy en todas partes. Estoy en todas las cosas. Estoy dentro de la quietud de tu alma. Puedes encontrarme todo el tiempo, porque Yo es­toy aquí, más íntimo que la respiración, más cerca que tus manos y tus pies. Sé siempre consciente de Mí y de Mi presencia. Tú respiras todo el tiempo, porque la respiración es vida y, sin embargo, raramente estás consciente de tu respiración a menos que pienses en ella, quizás tra­tando de controlarla con un propósito especial. En­tonces eres consciente de que estás vivo y de que te mantienes vivo por tu respiración. Sabes que si deja­ras de respirar, la vida no fluiría más a través de ti. La mayor parte del tiempo das esto por sentado. Lo mismo pasa Conmigo, con Mi presencia. Está siempre allí. Como la respiración, tú me das por su­puesto y olvidas Mi existencia. Esto es lo que hace la mayoría de los seres humanos. Están completamen­te inconscientes de Mí. Conoce el prodigio de ser uno Conmigo. Mantén este conocimiento siempre delante de ti. Nunca per­mitas que se desvanezca.