miércoles, 4 de mayo de 2011

EL PERDÓN: Cuando estamos enfermos es preciso que observemos lo que nos rodea y veamos qué necesitamos perdonar. Generalmente sucede que aquella persona a la que pensamos que jamás vamos a perdonar es precisamente la que más necesitamos perdonar. No perdonar a una persona no le causa el menor daño a ella, pero a nosotros nos provoca estragos. El problema no es de ella. El problema es nuestro. Los rencores y heridas que nos duelen tienen mucho que ver con perdonarnos a nosotros mismos, no a otra persona.




Sea cual fuere la senda espiritual que sigues, lo normal es que descubras que "el perdón" es un asunto importantísimo en cualquier momento, pero sobre todo cuando hay una enfermedad. Cuando estamos enfermos  (o doloridos, o una uña se nos sale, nos golpeamos, un resfrio, tos, etc.) es preciso que observemos lo que nos rodea y veamos qué necesitamos perdonar. Generalmente sucede que aquella persona a la que pensamos que jamás vamos a perdonar es precisamente la que más necesitamos perdonar. No perdonar a una persona no le causa el menor daño a ella, pero a nosotros nos provoca estragos. El problema no es de ella. El problema es nuestro. Los rencores y  heridas que nos duelen tienen mucho que ver con perdonarnos a nosotros mismos, no a otra persona.
Afirma que estás totalmente dispuesto a perdonarte: «Estoy  dispuesto a liberarme del pasado. Estoy dispuesto a perdonar a todos aquellos que alguna vez me hicieron daño, y me perdono por haber dañado a otros». Si piensas en alguien que te hizo daño en algún momento de tu vida, bendice a esa persona con amor y libéralaDespués, desecha el pensamiento.
Yo no estaría aquí ahora si no hubiera perdonado a las personas que me hicieron daño. No deseo castigarme en el presente por lo que ellas me hicieron en el pasado. No quiero decir que lograrlo haya sido fácil. Sólo que ahora puedo mirar hacia atrás y decir: «Ah, sí, eso es algo que sucedió» Pero ya no vivo allí. Y no es lo mismo que justificar o excusar su comportamiento.
Si te sientes estafado o timado por alguien, has de saber que nadie puede quitarte nada que sea tuyo por derecho. Si te pertenece,  volverá a ti en el momento oportuno. Si algo no retorna, eso quiere decir que no había de volver. Acéptalo y continúa con tu vida.
Para ser libre es preciso abandonar el resentimiento «que clama justicia» y superar los sentimientos de autocompasión.
Cuando sufres un ataque de autocompasión, te conviertes e esa persona desamparada que no tiene ningún poder. Para tener poder es preciso estar con los pies apoyados en el suelo y asumir la responsabilidad.

LOUISE HAY