martes, 8 de marzo de 2011

Si quieres controlar tu vida, tienes que controlar tu mente. En lugar de intentar controlar todo lo demás, céntrate en eso. Olvídate de todo lo demás. Porque si no aprendes a dominar tu pensamiento, nunca vas a levantar cabeza...

"....En mi destino hay muchas cosas que se me escapan, pero hay otras que sí están bajo mi jurisdicción. Hay una serie de billetes de lotería que puedo comprar, aumentando mis posibilidades de llegar a ser feliz. Puedo decidir cómo paso el tiempo, con quién me relaciono, con quién comparto mi vida, mi dinero, mi cuerpo y mi energía. Puedo seleccionar lo que cómo, leo y estudio. Puedo establecer cómo voy a reaccionar ante las circunstancias desfavorables de la vida, si voy a considerarlas maldiciones u oportunidades, y cuando no consiga ser optimista, porque esté pasando por un momento de bajón, puedo decidir intentar cambiar la actitud. Puedo elegir las palabras que uso y el tono de voz que empleo para hablar con los demás. Y, por encima de todo, puedo elegir mis pensamientos.
Este último concepto es todo un descubrimiento para mí. Se lo debo a Richard el tejano que, cuando me estaba quejando de lo neurótica que soy dijo "Glotona, tienes que aprender a seleccionar tus pensamientos, igual que eliges la ropa que te vas a poner todos los días. Es una capacidad que tienes, y que puedes llegar a dominar. Si quieres controlar tu vida, tienes que controlar tu mente. En lugar de intentar controlar todo lo demás, céntrate en eso. Olvídate de todo lo demás. Porque si no aprendes a dominar tu pensamiento, nunca vas a levantar cabeza" 
De buenas a primeras parece una tarea casi imposible. ¿Controlar tus pensamientos? No era al revés. Pero, y si es verdad que se puede? el tema no tiene nada que ver con la represión ni con la negación. La represión y la negación son complicados artificios que sirven para disimular los sentimientos negativos. Lo que dice Richard (amigo) es que debemos admitir la existencia de las ideas negativas, entender de dónde vienen y por qué, y entonces con mucha misericordia y entereza descartarlas. Esta capacidad encaja perfectamente con toda la labor psicolólgica que se hace durante una terapia. La consulta a un psiquitra nos sirve para entender por qué tenemos esas ideas destructivas, los ejercicios espirituales, pueden usarse para sobreponernos a ellas. Obviamente, nos cuesta quitárnoslas de encima. Supone abandonar nuestras viejas costumbres, las reconfortantes manías de toda la vida y las estampas familiares de siempre. Es evidente que el asunto requiere una práctica y un esfuerzo firme. No es una lección que se oiga una vez y se aprenda a dominar de manera inmediata. Requiere una rutina y una buena disposición....


(DEL LIBRO "COMER, REZAR Y AMAR"- EIZABETH GILBERTH)

(gracias por tu aporte MG!)